Chloe no había estado segura de qué esperar cuando entró en la oficina central del FBI a la mañana siguiente. Pero lo que definitivamente no había esperado era ser recibida por un agente de más edad en el vestíbulo. Él la miró cuando entró y Chloe no supo qué hacer cuando se dio cuenta de que estaba caminando directamente hacia ella. Por un momento, pensó que era el agente Greene, el hombre que había servido como su instructor y compañero en el caso que la había llevado a descubrir la verdad sobre su padre.
Pero cuando le echó un mejor vistazo, vio que era otro hombre. Parecía endurecido y hecho de piedra.
—¿Chloe Fine? —preguntó el agente.
—¿Sí?
—El director Johnson quiere hablar contigo antes de la orientación.
Eso la emocionó y la asustó. El director Johnson había hecho excepciones para ella cuando había estado trabajando con Greene. ¿Estaba teniendo dudas ahora? ¿Lo que ella había hecho en el caso lo había metido en problemas? No podría creer que había llegado tan lejos para que se le acabaran los sueños tan pronto.
—¿Para qué? —preguntó Chloe.
El agente se encogió de hombros, como si realmente no le importara. —Por aquí —dijo.
La condujo a los ascensores y, por un momento, Chloe se sintió como si hubiera retrocedido en el tiempo. Podía verse a sí misma entrando en estos mismos ascensores hace poco más de dos meses con este mismo nudo de preocupación en su estómago, sabiendo que iba a reunirse con el director Johnson. Y al igual que la última vez, ese nudo de preocupación comenzó a extenderse al resto de su cuerpo mientras el ascensor subió.
El agente cara de piedra la condujo por un pasillo. Pasaron varias oficinas y salas y el agente se detuvo en el ala de Johnson. La secretaria en su escritorio asintió con la cabeza y dijo: —Puedes pasar. Está esperándote.
El agente cara de piedra asintió con la cabeza hacia la puerta de la oficina. Era evidente que no iba a entrar con ella.
Haciendo todo lo posible para mantener la calma, Chloe se acercó a la puerta del director Johnson.
«¿Qué es lo que temo? —se preguntó—. La última vez que fui llamada a su oficina, me fueron concedidas responsabilidades y deberes con los que la mayoría de los nuevos agentes ni sueñan.»
Sin embargo, ese pensamiento no la ayudó a sentirse menos nerviosa.
El director Johnson estaba sentado en su escritorio, leyendo algo en su ordenador portátil con atención cuando entró. Cuando levantó la mirada, toda su atención se fue a ella. Hasta cerró la computadora portátil.
—Agente Fine —dijo—. Gracias por venir. Esto solo tomará un segundo. No quiero que te pierdas nada de tu orientación, la cual, para que sepas, será bastante rápida y fácil.
A lo que oyó «agente Fine» se sintió muy emocionada, pero trató de no demostrarlo. Se sentó en la silla frente a su escritorio y sonrió.
—No hay problema —dijo Chloe—. ¿Pasa algo?
—No, no te preocupes —dijo Johnson—. Quería hablarte de algo. Tengo entendido que estarás trabajando con el Equipo de Evidencias. ¿Eso es algo que siempre has querido?
—Sí, señor. Tengo un muy buen ojo para los detalles.
—Sí, eso es lo que me han dicho. El agente Greene habló muy bien de ti. Y a pesar de los contratiempos, tengo que admitir que también estoy bastante impresionado. Tienes una confianza y certeza inquebrantable que es poco común en agentes nuevos. Y es por eso, y por los comentarios que recibí del agente Greene y de algunos de tus instructores de la academia, que quiero pedirte que reconsideres tu departamento de interés.
—¿Tiene un departamento en particular en mente? —preguntó Chloe.
—¿Estás familiarizada con el programa ViCAP?
—¿El Programa de Aprehensión de Criminales Violentos? Sí, sé un poco de él.
—El nombre se explica por sí solo, pero creo que también se presta a tu habilidad para la evidencia. Además, para serte sincero, el Equipo de Evidencia tiene un grupo bastante grande de agentes de primer año. En lugar de perderte en la multitud allí, creo que podrías encajar bien en el ViCAP. ¿Te interesaría eso?
—Si le soy sincera, no sé. Nunca lo había pensado.
Johnson asintió con la cabeza, pero Chloe estaba segura de que ya estaba decidido. —Quiero que lo intentes. Si después de unos días te das cuenta de que no es lo tuyo, me encargaré personalmente de que te admitan de nuevo al Equipo de Evidencias.
Ella honestamente no estaba segura de qué decir o hacer. Sin embargo, lo que sí sabía era que se sentía bastante orgullosa del hecho que el director quería asignarla a un departamento basándose solamente en sus habilidades y retroalimentación positiva de sus colegas.
—Sí, está bien —respondió Chloe finalmente.
—Fantástico. Quiero asignarte a un caso. Empezarás a trabajar en él mañana. La policía de Maryland ha estado encargada del caso, pero llamaron esta mañana pidiendo ayuda. Trabajarás con una agente que no tiene compañera actualmente. El que le habían asignado llamó ayer para renunciar.
—¿Puedo preguntar por qué?
—Algunos de los crímenes asignados al programa tienden a ser un poco espantosos. Eso pasa a veces con las nuevas reclutas… Pasan el entrenamiento viendo casos ejemplo y escenarios de la vida real. Pero, al final, es demasiado para ellos saber que estarán trabajando en casos como ese.
Chloe no dijo nada. Trató de imaginarse tener que renunciar de esa forma, pero no pudo. Había estado esperando un trabajo como este desde que supo la diferencia entre el bien y el mal.
—¿Necesitaré alguna formación adicional?
—Recomendaría más capacitación en el uso de armas de fuego —dijo Johnson—. Me aseguraré de que la recibas. Tus puntuaciones anteriores de armas de fuego se ven muy bien, pero es posible que necesites tener más en ViCAP, si es que decides quedarte en ese programa.
—Comprendo.
—Bueno, a menos que tengas alguna pregunta, supongo que puedes irte a tu orientación. Empieza en tres minutos.
—No tengo preguntas. Y gracias por la oportunidad. Y la confianza.
—No hay de qué. Yo me encargo de todo el papeleo y alguien te llamará para hablarte de tu asignación antes de que finalice el día. Y agente Fine… tengo un buen presentimiento sobre esto. Creo que serás excelente para el ViCAP.
Mientras Chloe se levantaba para salir de su oficina, se dio cuenta de que nunca había sido muy buena para aceptar cumplidos. Tal vez era porque nunca había recibido muchos de ellos durante su vida. Así que simplemente sonrió torpemente e hizo su salida. Ya no sentía el nudo de nerviosismo. Ahora ese nudo había sido reemplazado por una sensación victoriosa que la hizo sentirse como si sus pies no estuvieran siquiera tocando el piso.
***
La orientación fue exactamente como había esperado. Consistió en una lista de reglas de conducta que unos cuantos agentes experimentados compartieron con ellos. Hubo ejemplos de casos que habían salido mal, de casos tan malos que algunos agentes habían renunciado por ellos e incluso suicidado por ellos. Los instructores hablaron de niños asesinados y violadores en serie que aún no habían sido detenidos.
Chloe escuchó pequeños murmullos de conversación incómoda en la multitud. Dos asientos a su izquierda, escuchó a una mujer susurrándole al hombre a su lado.
—Al parecer, mi compañero oyó estas historias antes que nosotros. Por eso renunció.
Lo dijo de una manera malintencionada que molestó a Chloe al instante.
«Con la suerte que tengo, esta será mi nueva compañera», pensó Chloe.
La conferencia terminó antes de la hora del almuerzo. Los instructores en el escenario separaron la multitud en departamentos específicos. Cuando Chloe escuchó Equipo de Evidencias, sintió una pequeña punzada de dolor. Vio a las veinte reclutas caminar hacia el escenario y colocarse en el lado derecho. Sabiendo que se suponía que debía estar entre sus números la hizo sentirse un poco aislada, sobre todo cuando vio que algunos de los agentes parecían ya haber hecho amistades.
Cuando los agentes del Programa de Aprehensión de Criminales Violentos fueron llamados, se levantó de su asiento y se dirigió hacia el escenario. La multitud con la que caminaba era más pequeña que la del Equipo de Evidencias. Incluida ella misma, contó solo nueve personas. Y una de ellas era la mujer que había hecho el comentario malintencionado sobre su compañero que había renunciado.
Estaba tan concentrada en esta mujer que no notó al hombre que se puso a su lado mientras se abrían paso al escenario.
—No sé tú —dijo el hombre—, pero siento que necesito esconderme. Ser parte de un programa con la palabra violentos en ella… me hace pensar que la gente me está juzgando.
—No lo había visto de esa forma —dijo Chloe.
—¿Y tú eres violenta?
El hombre lo preguntó con una sonrisa, y esa sonrisa de alguna manera la ayudó a darse cuenta de lo bien parecido que era. Por supuesto, su comentario había ayudado en eso.
—No que yo sepa —respondió ella con torpeza cuando llegaron al lugar donde su grupo estaba reunido.
—De acuerdo —dijo el instructor, un señor mayor vestido con unos jeans y una camiseta negra—. Primero almorzaremos y luego nos reuniremos en la sala de conferencias número tres para repasar algunos detalles y hacer una sesión de preguntas y respuestas… Sin embargo, antes de todo eso... — Hizo una pausa y ojeó una hoja de papel, desplazándose por ella con su dedo—. ¿Chloe Fine está aquí?
—Sí, aquí estoy —dijo Chloe, sintiéndose muy incómoda.
—Necesito hablar contigo.
Chloe se dirigió hacia el instructor y vio que el caballero también estaba haciéndole señas a otra agente para que se acercara.
—Agente Fine, veo que eres una nueva adición a ViCAP, recomendada directamente por el director Johnson.
—Eso es correcto.
—Es bueno tenerte. Ahora quiero que conozcas a tu compañera, la agente Nikki Rhodes.
Hizo un gesto hacia la otra agente. Efectivamente, era la mujer malintencionada de antes. Nikki Rhodes le sonrió a Chloe de una forma que dejó claro que ella sabía que era hermosa. Y Chloe tuvo que admitirlo. Era alta, con piel perfectamente bronceada, ojos azules brillantes, y cabello rubio demasiado liso.
—Mucho gusto —dijo Rhodes.
—Igualmente —dijo Chloe.
—Ahora vayan a almorzar —les dijo el instructor—. Según tengo entendido, empezarán a trabajar en un caso mañana temprano. Ambas fueron las mejores en sus clases, por lo que espero grandes cosas de ustedes.
Rhodes le sonrió y Chloe supo que la sonrisa era falsa. Ella odiaba asumir automáticamente que alguien no era una persona genuina o auténtica, pero sus instintos siempre habían dado en el clavo respecto a cosas como esa. El instructor se había vuelto para dirigirse de nuevo al grupo, dejando a las dos mujeres a solas. A lo que vio que su supervisor ya no las estaba mirando, Rhodes se dio la vuelta y se alejó sin decir más.
Chloe se quedó allí por un momento para calmarse. Había despertado esta mañana emocionada por empezar su carrera como agente del Equipo de Evidencias. Ya había tenido todo su futuro previsible planeado. Y ahora se encontraba en un departamento con el cual no estaba familiarizada, asignada a una compañera maliciosa.
—No parece muy agradable, ¿cierto? —dijo alguien detrás de ella.
Se dio la vuelta y vio al hombre que había caminado con ella hasta el escenario, el guapo que le había preguntado si era violenta.
—No, para nada.
—Pues estuvo en casi todas mis clases en la academia —le dijo—. Fue miserable. Hablando de eso… no recuerdo haberte visto en ninguna de mis clases.
—Sí… soy nueva. Fui asignada al departamento esta mañana.
Se vio muy en shock en ese momento. Luego dijo: —Ah, está bien. Bueno, bienvenida a ViCAP. Soy Kyle Moulton y si tu nueva compañera no quiere almorzar contigo, pues yo sí.
—Gracias —dijo Chloe, caminando detrás del resto del grupo—. Igual nada está saliendo según lo previsto hoy.
Moulton se limitó a asentir mientras salían del auditorio. Aunque Moulton era un extraño, fue bueno caminar a su lado para el almuerzo que les esperaba. Temía que el hecho de tener que entrar en este futuro incierto completamente sola podría hacerla replantearse todo.
—Los planes están sobrevalorados de todos modos —dijo Moulton.
—No para mí. Los planes significan estructura. Los planes significan previsibilidad.
—Nuestros trabajos no son nada previsibles —bromeó Moulton.
Chloe sonrió y asintió con la cabeza, dándose cuenta de que nunca lo había visto de esa forma. Francamente, eso la asustaba un poco, aunque no tenía sentido. Su vida siempre había sido impredecible, así que ¿por qué había esperado que su carrera fuera diferente?
Afortunadamente, había aprendido a lidiar con los golpes de la vida. Y si la perra de Nikki Rhodes trataba de interponerse en su camino, la pasaría bien mal.
О проекте
О подписке